lunes, 29 de diciembre de 2014
Red estuvo enamorado
La miro como si fuese lo único que existiera en ese momento en todo el mundo.
Respiramos nuestros silencios, es delicada pese a todas esas cicatrices.
No tarda en levantarse de la cama, pero se vuelve, se acerca, me besa la frente y me mira seria
"Red, hoy te quiero más que ayer"
Y la veo marchar.
La veo marchar como cada día a la misma hora.
Y el mundo empieza a estar lleno de más cosas, pero en mi mente sólo existe un anhelo.
Y sólo soy capaz de rendirme a ese anhelo.
De desear volverla a ver, a besar, a acariciar, a escuchar, a sentir...
¿Quién es ella? ¿Quién soy yo?
¿Acaso somos otra cosa más que dos extraños?
¿Acaso cada beso, cada palabra, cada sueño, no son más que el encuentro entre dos almas perdidas que se buscan sin saberlo?
La quiero, y no quiero conocerla.
Sueño con que pasen los años y sigamos siendo dos extraños, dos desconocidos que saben lo importante el uno del otro.
Yo sé que ella se teme a sí misma.
Ella sabe que yo la temo.
Me pregunto qué estrellas son las que parpadean con cada beso que nos damos, qué nubes se deslizan sobre nuestras cabezas, cuántas hojas caen sobre un charco.
Sus mordiscos siempre dejan marcas, no la olvidaré.
Mañana quizá tenga el valor de pedirle que se quede.
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Red eres un cobarde.
ResponderEliminarCarpe Diem, a tumba abierta, a galopar hasta enterrarlos en el mar...