Descuidado.

Ojalá pudiera rescatar 

Esas palabras mágicas

Que volvían todo tranquilo,

Desearía volver a aquellos días

Donde nos sentábamos en un sitio alto

Para simplemente respirar;

Respirar, sí,

Nada más que el aire mezclado

Con nuestros propios alientos.

Sonrío al recordar

Cómo tu piel era capaz de cegar

Los días soleados;

Cómo te mordías el labio

A la hora de no decir la verdad,

Siempre acababas inventándote algo.

Ahora

Tengo guardados en una caja

Todos los "te quiero" que nunca te he dicho,

Y me convenzo

De que es mejor no describírtelos,

Sé que ya no te interesa el color de mi alma.

Ojalá pudiera volver a esperarte

En el mismo sitio,

Invitarte a pasear, y divertirnos.

Desearía que las cosas hubieran cambiado

Pero a mejor,

Que aún supiéramos hablarnos

Como nos solíamos hablar;

Pero las cosas han cambiado

Y esta vez lo quiero aceptar.

Ciclo.

Vacías.

Estaban vacías cuando me lo dijiste,

Tus pupilas,

Tus venas,

Tus palabras.

Ahora estoy tratando 

Tragarme la ansiedad,

Eso y tus nuevos ideales;

Tus relucientes intenciones

Sólo enmascaran una verdad muy sucia.

Y por eso la vacuidad

De tu actitud y de tu gesto,

Y por eso y por esto otro

Mis ganas de no volver a verte.

Me culpo por mi ingenuidad,

Pero no voy a permitir

Que me cargues con todo lo demás,

¿De qué te culpas tú?

De nada,

Eres perfecta

Y las cosas perfectas no encajan,

¿Me equivoco?

"Me da igual"

Esta vez no me voy a conformar,

Me iré por la puerta de atrás

Pero haciendo mucho ruido;

Así tú podrás despertar

De un grito,

Arrancándote ese sueño

Que te hace pensar que eres formal.

El minuto de sobriedad de Beth

Bajo el abrigo que me ofrece el humo
Que esculpes fumando,
Entre la tenue luz de las farolas
Que se filtra por tu ventana,
Me encuentro observándote.

Dejo bailar mi mirada,
Concluyo en que me gusta todo de ti;
Desde cómo se acomodan las sombras
En los recovecos de tus clavículas,
Hasta tus ágiles manos firmes.

Concentrado en tu mundo
De imposibles que huyeron
De cabezas cuadradas
Buscando refugio en la mente de un soñador,
Suspiras sin percatarte de mi sonrisa.

Ojalá pudiera disfrutar cada noche
De la poesía que haces con tu respiración,
Del calor que desprende tu alma;
Deseo que el tiempo se paralice,
Que vivamos eternamente enfrascados
En este mismo momento.

Lo sé,
Ni siquiera existe la posibilidad
De conservar cada matiz que compone la escena.

Pero supongo que,
Como nos han educado a creer,
La belleza reside justo
En lo que es efímero.

Metamórfosis Decadente

Huye de tu boca el humo
Con cierta prisa,
Sabe que no es bueno
Mezclarse con tu saliva.

Me dedicas una mirada
De esas que paralizan,
Bajo el abrazo de tus dedos
Se hiela el café.

En el mismo momento
En que te sacudes el pelo,
Una brisa acaricia tu silueta
Embriagándome con tu aroma.

Suspiro y sonríes,
Una vez más has conseguido atar
Con tus hilos invisibles
Los latidos de mi corazón;
Latidos que ahora manejas a tu antojo.

Se escapa de mi mente
El concepto de libertad,
Sabe que no está cómodo
Encerrado en una jaula.

Te dedico una lágrima
De esas que gritan auxilio,
Entre mis manos temblorosas
Se consume el cigarro.

Y es que justo en ese instante
En el que me encojo,
Una gran parte de lo que soy
Se muda a tu piel.

Manifiesto Desactualizado.

Estoy marcada,
Haga lo que haga lo estoy.

Podría seguir sonriéndote,
Quemándome al acariciar tu piel,
Dejando la sangre brotar de mis heridas abiertas
Cada vez que dejas asomar tus besos;
Podría seguir mintiéndote,
Podría y de hecho sería mas fácil,
Pero contigo nada lo es.

Debería cubrirme las espaldas,
Esas que siempre has dejado descuidadas,
Esas que has ido llenando de arañazos
Y puñaladas;
Espero que a día de hoy
Sepas contar todas las cosas que rompiste
Sin pedir perdón,
Sin sentirte responsable.

Espero que mañana seas capaz de disculparte,
Y de disculparme a mí
Por querer rendirme y no poder,
Por el despropósito que componen estas palabras.

Y es que haga lo que haga lo estoy,
Marcada,
Dañada y desgastada.

De alguna forma tenías razón,
Cegaste mis ojos en abril.

Dejarlo reposar.

Humo,
Humo es lo único
Que te atreves a compartir conmigo.
Hace tiempo
Que todas nuestras cosas han sido encerradas
En una habitación plagada de polvo
Y de dudas,
Por culpa de tu miedo absurdo.
¿Tan difícil te resulta atreverte a soñar?
¿Tan mezquino es pedírtelo por mi parte?
Claro que no,
No hace falta que me contestes,
Ya lo hago yo;
Siempre sucede lo mismo
Con cada historia en la que te implico,
Sólo me tengo a mí mismo.
Solo,
Eso es.
Estoy maldito,
Son demasiados los recuerdos
De aquellos futuros que viviríamos juntos.
¿Cómo voy a olvidarte?
Mi problema también es tuyo,
Joder,
¡Tú renegaste!
Y yo,
Que te ofrecí mi alma
Para que no pasaras frío en tus noches más blancas;
Yo,
Que te escribí mil cuentos
Para que pudieras soñar.
Y en cambio tú...
Aquí estás,
Implacable,
Preciosa e insomne,
¡Perdida!
Estás perdida,
Reconócelo,
Estás rota.
Necesito, al menos,
Que quieras necesitarme;
Que no te vayas,
Que no me permitas dejarte marchar.
Porque si no me tiendes la mano
No la voy a agarrar,
Y si no lo hago,
Voy a dejarte caer.

Y créeme,
Caerás.

La ladrona de besos.

Los rayos de sol
Prefieren acostarse en tu pelo,
Atraes a la luz,
Invocas al sueño;
Cada vez que sonríes
Sopla el viento.

Me paralizas si me miras de lleno,
¡Quiero volar!
Y lo cierto
Es que no puedo.

Si sigo aquí es porque me has traído
Y porque quiero,
Respiro hondo,
Me entretengo.

Y sé muy bien
Que más tarde nos esconderemos
De la lluvia
Sólo para darnos un beso.

¿Te ríes?
Lo digo en serio,
Yo ya he jugado a este juego:
Si me marcho lejos
Tú rómpete una pierna,
Que la "mucha mierda"
Ya me la llevo yo.

Al terminar,
Te dejaré una maleta
Llena de sombras,
Donde podrás dejar descansar
A ese hastiado corazón.